Desde los albores de la ciencia médica moderna, el cáncer ha sido el enemigo mortal de la humanidad. Si bien se han logrado muchos avances en el campo del tratamiento del cáncer, todavía hay mucho que no entendemos sobre la enfermedad, lo que hace que tanto el tratamiento como la prevención sean excepcionalmente difíciles, costosos y físicamente insoportables para los pacientes. Muchos tratamientos potenciales han surgido a lo largo de las décadas, algunos intentando utilizar los procesos internos del cuerpo, otros utilizando algún medicamento incierto, pero ninguno ha arrojado resultados consistentes.
Sin embargo, un campo de estudio un poco más joven puede presentar un arma potencial contra el cáncer. En los últimos años, ha aumentado el interés por el microbioma humano, un ecosistema de flora y fauna microscópica amigable que habita sobre y dentro de nuestros cuerpos. Sin embargo, un estudio reciente de la Universidad de Stanford ha demostrado que estas pequeñas criaturas no son solo autostopistas microscópicos, sino que en realidad pueden ser una de nuestras armas más formidables contra todo tipo de enfermedades, incluido el cáncer.
Microbios versus tumores
Investigaciones médicas recientes han determinado que los residentes de nuestros microbiomas pueden tener un efecto directo en el desencadenamiento de nuestras respuestas inmunitarias. Después de todo, nuestros cuerpos son sus hogares, por lo que tiene sentido que estimulen nuestro sistema inmunológico para que se defienda si se detecta una amenaza como una infección o, de hecho, un tumor.
En un esfuerzo por medir la eficacia exacta de este refuerzo inmunológico, un equipo de científicos de la Universidad de Stanford, dirigido por Michael Fischbach, obtuvo muestras de S. epidermidis, un microbio común que se encuentra en la superficie de la piel humana. Mediante la inserción de nuevos códigos genéticos en las muestras de proteínas de células cancerosas, se hizo que los microbios reconocieran la presencia de síntomas cancerosos, es decir, tumores.
Para su prueba, los científicos inyectaron células de cáncer de piel en ratones, luego limpiaron los puntos de inyección con muestras de los microbios. A un grupo de ratones se le administraron los microbios modificados, mientras que a otro se le administraron microbios no modificados como control. Después de unas pocas semanas, los tumores cancerosos se volvieron distintos en los ratones de control. Sin embargo, los ratones con los microbios modificados estaban virtualmente libres de tumores. Como beneficio adicional, los científicos tomaron muestras de los ratones de control con los microbios modificados y sus tumores comenzaron a retroceder.
¿Funcionará en humanos?
Si bien estos hallazgos son increíblemente prometedores, todavía queda un largo camino por recorrer antes de que los científicos puedan intentar realizar pruebas en humanos. Primero, necesitarán encontrar un buen microbio de prueba, ya que S. epidermidis puede no producir la misma respuesta inmune pronunciada en humanos que en ratones. En segundo lugar, tendrán que localizar una proteína cancerígena general que pueda usarse para preparar los microbios, un problema que ha demostrado ser problemático para otros posibles tratamientos contra el cáncer debido a la variabilidad de la enfermedad.
Sin embargo, si pueden obtener los componentes necesarios, los científicos pueden comenzar las pruebas en humanos de los llamados «microbios de diseño» en los próximos años. Esta no solo podría ser la bala de plata contra el cáncer que hemos estado buscando, sino que podría ser el primer paso en una nueva ola de tratamientos médicos más fuertes y menos intrusivos.
Para obtener más información sobre los hallazgos de Fischbach y su equipo, consulte el informe completo publicado en la revista. Ciencia.